Dolor
Le 23 septembre 2009Le 14 septembre 2019
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Desde que adoro las matemáticas (una historia de amor que comenzó a los 14 años) y sobre todo desde que las convertí en mi profesión, debo vivir con la reacción de mis contemporáneos a esta actividad y a este placer. Todo matemático o matemática regularmente se enfrenta con la figura del improperio : ’’Ah, ¿usted se dedica a las matemáticas ? ; yo siempre he odiado eso’’.
Hubo todo un período de mi vida donde -fuera de mi medio profesional- yo no decía que me dedicaba a las matemáticas, por miedo a la famosa reacción. Ahora tengo una respuesta siempre lista, adornada en torno al ’’se necesita de todo en este mundo’’.
Pero no me quedo satisfecha, y en verdad nunca he estado satisfecha por el uso de las matemáticas al estilo de la Zazie dans le métro , libro de Raymond Queneau (- ¿Y entonces, por qué quieres ser institutriz ? - Para joder a los chiquillos.)
No niego, sin duda, la utilidad de enseñar matemáticas a los chiquillos. Pero ¿es necesario que las matemáticas estén sistemáticamente asociadas al sufrimiento en la mente de muchos de nuestros contemporáneos ?
Para utilizar una metáfora que vale lo que vale : a veces se debe soportar cuidados médicos que francamente no son divertidos. La evolución de la práctica médica ha convertido muchos de esos cuidados en menos dolorosos, sin perjudicar su eficacia. Y esta evolución los hace incluso más eficaces. ¿No será que porque uno tiene menos temor a hacerse examinar, irá más fácilmente a ver al médico y será mejor atendido ?
El dolor es algo complicado. Por ejemplo, un parto sin peridural no es exactamente un paseo por gusto. Pero al final, en la mayoría de los casos, hay un bebé saludable cuyo nacimiento es una gran alegría. Una se acuerda que lo pasó mal y, sin embargo, una feliz amnesia borra los momentos más dolorosos.
En otro plano, si uno realiza un esfuerzo físico importante puede sentir dolor durante y después.
De todas maneras, hay elementos de preparación física que permiten reducir el dolor y lograr la recuperación más rápidamente.
Me gustaría que se reflexionara acerca de la reducción del dolor en la enseñanza de las matemáticas, en especial en la enseñanza secundaria. Tal vez si los matemáticos causan dolor a muchas personas es porque uno no se plantea la pregunta bajo esta simple forma : ¿cómo preparar las mentes ?, ¿cómo hacer acceder al placer matemático ?, ¿cómo atraer hacia la belleza del esfuerzo intelectual ?, ¿cómo captar lo que duele de un esfuerzo intelectual que no funciona y cómo curar las heridas narcisistas que esto provoca ?
Paisajes Matemáticos agradece a Gérard Mathieu que amablemente nos permitió usar su dibujo para ilustrar esta nota.
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Pour citer cet article :
Julio E. De Villegas, Jimena Royo-Letelier — «Dolor» — Images des Mathématiques, CNRS, 2019
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